La economía española se contraerá un 2,6% el próximo año y un 1% en 2010, aunque registrará un crecimiento positivo del 1,3% al cierre del presente ejercicio, según las últimas previsiones económicas elaboradas por Deutsche Bank. Además, el déficit público cerrará 2008 con un tasa negativa del 0,7%, cifra que se elevará al 4,7% en 2009 y al 5,9% en 2010, mientras que la tasa media de inflación se situará en el 4,2% este año, aunque se reducirá progresivamente durante los dos próximos años, cerrando el 2009 en una media del 1,3% y del 1,5% en 2010.
Estas previsiones son las más pesimistas conocidas hasta la fecha, ya que superan considerablemente las de Funcas (1,2% en 2008 y -1,5% en 2009) y las del BBVA (1,3% en 2008 y -1% en 2009). Además, permanecen muy alejadas de las estimaciones que aún conserva como oficiales el Gobierno, que sitúan el crecimiento de este año en el 1,6% y en el 1% el del año que viene. No obstante, el Ejecutivo ya anunciado que revisará el cuadro macroeconómico el próximo mes de enero.
Según el informe de Deutsche Bank, las perspectivas económicas a nivel europeo han empeorado desde el pasado mes de octubre, lo que hace prever que la economía de la zona euro se contraerá un 2,5% en el año 2009, aunque volverá a crecer un 1% en 2010, tras tocar fondo a mediados de 2009. La entidad asegura que el consumo en Europa se verá muy castigado por la restricción del crédito y, en algunos países como España, Irlanda o el Reino Unido, por la crisis del mercado inmobiliario, mientras que los países con un marcado carácter exportador, como Alemania, se verán castigados por la debilidad de los países del Este de Europa.
De hecho, los analistas de Deutsche Bank aseguran que entre los países "más vulnerables" de la Eurozona, se encuentran España e Irlanda, aunque creen que los riesgos asociados a la construcción y el mercado inmobiliario "van más allá" de estos países y han arrastrado a otros mercados como el francés. Por otro lado, adelantan que tanto los niveles de déficit como de deuda en Europa "están bajo tensión" debido a la crisis y aseguran que los mayores incrementos de déficit se darán en España, Bélgica, Austria y Grecia, incluyendo a Irlanda si se habla de deuda.
A pesar de todo, los analistas de Deutsche Bank confían en que la situación en Europa toque fondo a mediados de 2009 y pueda remontar en 2010 arrastrada por la mejor situación en EE.UU., aunque aseguran que el papel de la política monetaria y fiscal será clave para esta recuperación. En este sentido, estiman que el Banco Central Europeo (BCE) seguirá recortando los tipos hasta situarlos en el 0,75%, lo que demuestra, según el informe, la gravedad de la actual situación económica.
En el ámbito mundial, Deutsche Bank prevé un "profunda recesión" a lo largo del año 2009, ya que el crecimiento mundial apenas llegará al 0,2% el próximo año, la cifra más baja en 50 años, aunque en 2010 se dinamizará hasta el 2,6% gracias, sobre todo, a los países emergentes. Según el informe, el fuerte impulso fiscal puede prevenir una situación de depresión como la de 1929, o como la deflación de Japón en los 90, pero probablemente "no será suficiente" para asegurar una nueva expansión de la economía mundial como la del pasado. Así y tras finalizar un largo periodo de expansión, creen necesario encontrar un nuevo motor de crecimiento mundial que estaría, según Deutsche Bank, en el "enorme potencial" de consumo de la creciente clase media de los países emergentes.
Problemas para salir de la recesión
En cambio, los grandes países desarrollados tendrán muchos problemas para salir de la recesión, y la economía americana será una de las más castigadas, con una contracción económica del 2% en 2009, aunque con cierta estabilización a finales de 2009 y con un crecimiento positivo del 1,6% en 2010. Pese al escenario tan negativo que dibujan, los analistas que han elaborado el informe no esperan que se repita la situación de 1929 gracias a las lecciones del pasado y a la rápida reacción de los países antes la "complicada situación" económica y financiera. Para evitarlo, aseguran que se necesita un sector público que se haga cargo temporalmente de las deudas del sector privado para evitar más quiebras empresariales, que apoye al desempleo para evitar mayor caída del consumo y que desarrolle medidas monetarias y fiscales de impulso a la demanda doméstica.
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